Tango y Arte

Sobre música, letras, pintura, fotografía... Evidentemente, muy parcial e incompleto, prácticamente anecdótico, casi decorativo en el marco de este Blog.


La Lucha de Jacob con el Ángel (1861, detalle). Fresco pintado por Eugène Delacroix en la Capilla de los Ángeles de la iglesia de Saint-Sulpice, en París. Referencia al capítulo 32 del libro del Génesis, donde Jacob lucha contra un ángel, que le descoyunta la cadera, y recibe de él el nombre de Israel, por haber luchado con Dios y con los hombres, y haber vencido.
La Lucha de Jacob con el Ángel está omnipresente en la película de Sally Potter La Lección de Tango (1997), como una metáfora de la danza y de la vida. Dicha película es la historia semi-autobiográfica de una directora de cine que, insatisfecha con su último guión, tropieza con el tango y con un bailarín argentino (Pablo Verón) que vive en París. Fascinada por ambos, concluye un acuerdo con Pablo: si él hace de ella una bailarina de tango, ella le proporcionará un papel principal en su próxima película. Sin embargo, para llevar a cabo este acuerdo, ambos deberán confrontarse con el meollo de la historia: ¿cómo dejarse llevar cuando el instinto de cada cual es dirigir? En la película también aparecen Gustavo Naveira y Fabián Salas, entre otros grandes bailarines de tango.
Enlace a vídeos de "La Lección de Tango" en Youtube








Sigfredo Pastor. Pintor representativo de la esencia individualista del tango: el amor entusiasmado (metejón) que no pudo ser, el delirio de protesta rebelde pero solitaria, el baile entrelazado de apostura maleva... Crea composiciones de gran energía, cuya luminosidad reverberante traduce una especie de fuego místico, pero a la vez de pose escultórica, como para mejor fijarlas indefinidamente en el tiempo. Este pintor plasma un universo simbólico que representa en su origen el espíritu del tango como música popular porteña. El arrabal como escenario de un pasado inolvidado. El patio como microcosmos de esperanza y decepciones, sombreado por plantas trepadoras y aleros. El cuarto (bulín) con sus paredes cubiertas de querencias porteñas. Como telón de fondo, una puerta simbólica del amplio portón del conventillo abierto, día y noche, al deslumbramiento de los faroles callejeros, extensión de las atrayentes luces del centro urbano. La omnipresencia del mate amargo, los instrumentos musicales, gramófonos o radios, y el ropaje de chaquetas (sacos), camisas, pantalones, blusas, faldas, pañuelos y sombreros.


Fueye orejero


Tango en el patio II